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martes, 9 de julio de 2019

LAS TRES FUNCIONES PEDAGÓGICAS - catequistas

martes, 9 de julio de 2019



Ya de entrada y con mucha simplificación, podríamos ver en el primado de la enseñanza aquella concepción de la educación en la cual el educando no posee nada y todo debe llegarle desde el exterior; contrariamente, una exclusiva acentuación de la animación exageraría que el educando posee prácticamente todas las potencialidades de manera que la educación sólo debe crear las condiciones para que estas afloren. El aprendizaje sería un intento de equilibrio entre estos dos modelos anteriores.

a) Enseñar. El modo de funcionar caracterizado por la enseñanza magisterial se encuentra completamente centrado sobre el saber del educador; este es quien sabe y quien transmite todo un cúmulo de saber a los educandos, los cuales no tienen más que aprenderlo y asimilarlo. Aunque el maestro sea el actor principal, eso no significa que el alumno sea completamente inactivo; su actividad consiste precisamente en apropiarse del saber tal como es definido, organizado y presentado por parte del maestro.
El riesgo de este estilo de trabajar es que, además de generar una relación de dominador y dominado que puede llegar a ser insoportable, transmite conocimientos sueltos y superficiales, ya que el alumno no llega nunca a una verdadera integración de los mismos con un trabajo de apropiación. Tiene, sin embargo, sus virtudes, en la medida en que el maestro ejerce su función de enseñante con la habilidad de ponerse en el lugar de su auditorio, superando el mero hecho de anunciar saberes ya establecidos y reestructurándolos en función de sus alumnos. Se ofrece un solo modelo, pero se ofrece como ejemplo entre varios posibles, invitando a cada uno a hacer su propio proceso.

b) Animar. En el modelo caracterizado por la animación, el formador (o animador, en este caso) renuncia a comunicar un saber determinado. Su función se limita a menudo a facilitar la organización y a estar atento a la autoorganización de las personas y de los grupos en formación. El contenido toma la forma de un dispositivo de expresión, de organización, de trabajo y de creación de conocimientos, según los intereses espontáneos de los mismos individuos en proceso de formación y a partir de sus propias adquisiciones, experiencias y observaciones. En este modelo, el saber se refiere ante todo a aquello que haya podido ser adquirido a través de la experiencia subjetiva, virtualmente ya presente, y que ahora va a pasar por una etapa de elaboración. La pedagogía de la animación será principalmente una pedagogía de la expresión.
En esta modalidad, la pedagogía de grupo juega un papel preponderante. El proceso de formación está constituido fundamentalmente por los intercambios en el interior del grupo. El animador no interviene en la definición de los contenidos, facilita su expresión y estructuración sugiriendo métodos de trabajo o de intercambio. Las personas y los grupos no son aquí objetos, sino sujetos de la formación. Se valora su autonomía, su iniciativa, sus motivaciones.

c) Aprender. Finalmente el modelo basado en el aprendizaje sitúa al educando frente a un saber o a una competencia (un saber-hacer) que, al menos como punto de partida, el educando todavía desconoce y del cual va a apropiarse de forma activa; el aprendizaje se centra en las operaciones que el sujeto en formación deberá efectuar en el campo de un saber dado, con el objetivo de asumirlo y usarlo de manera creativa. Lo que caracteriza el aprendizaje es un itinerario de apropiación activa de los saberes o competencias del sujeto en formación. Así la conciencia de un aprendizaje asumido por parte del alumno va a influenciarlo realmente.
La situación creada por el modelo basado en el aprendizaje comporta una triple característica.

En primer lugar, la motivación, es decir, la responsabilidad de la propia formación y la aceptación de un conjunto de tareas a realizar. La realización de un proyecto personal será el punto de referencia de los conocimientos que deberán adquirirse. La acción didáctica consistirá en organizar la interacción entre un conjunto de documentos u objetos y una tarea a cumplir.

En segundo lugar, la instrumentación. Esta representa precisamente el conjunto de los medios que uno adopta para realizar un proyecto (informaciones, materiales, métodos). Desde este punto de vista lo que caracteriza la situación de aprendizaje, es que el educando se coloca a distancia de un objeto que debe llegar a alcanzar, pero teniendo a su alcance los medios para recorrer esta distancia y apropiarse así activamente de ese objeto. El educador no renuncia a intervenir en el terreno de los saberes o de las competencias a adquirir, ya que es él mismo quien aporta las informaciones y al mismo tiempo los métodos para adquirirlas. Así el educador más competente no será ni el más sabio ni el que más trabaje, sino aquel que haga trabajar mejor a los alumnos, de la forma más inteligente, más estimulante y más eficaz.

En tercer lugar el aprendizaje se caracteriza también por la creación de conocimientos por parte del mismo catequizando. Su actividad no parte de la nada; a partir de lo que le viene dado (informaciones, métodos, etc.), el educando realiza un conjunto de operaciones mediante las cuales hace una obra de apropiación. Existe por un lado la transmisión de conocimientos estables, y por otro el desarrollo de una aptitud para trabajar con estas informaciones y con la práctica de esos métodos, en definitiva para elaborar metódicamente posteriores conocimientos. En el funcionamiento concreto de esta pedagogía se privilegian más los instrumentos de conocimiento que las mismas informaciones científicas. El educando es considerado como el agente de su propia formación, al mismo tiempo que es llamado a convertirse en actor responsable dentro de la sociedad.