
Mientras Jesús estuvo en la tierra, sólo unos pocos hombres podían verlo y tocarlo, sólo aquellos que estaban cerca de su cuerpo mortal. Para poder estar con todos los hombres y estar cerca de cada uno y de cada una, en cualquier lugar del universo y en cualquier momento de la Historia, era necesario que muriera, resucitara y enviara su Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque a partir de ese momento, el verdadero cuerpo de Cristo es la Iglesia (lo hemos visto en la sesión anterior) de manera que El realmente está en nosotros, actúa en nosotros y por medio de nosotros.
¿Cómo se hace eso?
De varias maneras está presente Jesucristo en su Iglesia. Veamos los principales modos de presencia:
- Jesús está presente especialmente y de modo principal en la Eucaristía: escondido bajo las apariencias del pan y del vino, se encuentra Jesús con su "Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad". No es un símbolo el pan, sino un sacramento que nos indica la presencia real de Cristo bajo las especies sacramentales. La Eucaristía es el principal de los sacramentos cristianos, porque en ella se nos entrega al Autor de la gracia y no sólo la gracia como sucede en los otros sacramentos.
- Jesús está presente en los cristianos, pues cada uno de los creyentes es templo del Espíritu Santo, que es el Espíritu de Jesús. Esta presencia se produce en la medida en que la persona está en gracia de Dios y no lo ha expulsado de su alma mediante el pecado mortal.
- Jesús está presente en todas las celebraciones litúrgicas mediante las que se administran los sacramentos. En estos signos sagrados instituidos por Cristo, es Él quien se hace presente: en el agua del Bautismo, en el santo crisma de la Confirmación, en la imposición de manos de los sacramentos del Orden, en la unción de los enfermos y en la absolución de los pecados, en la entrega de los esposos en el día de su boda. Siempre es Cristo quien actúa su salvación.
- Jesús está presente en medio de su Iglesia allí donde dos o más se pongan de acuerdo y recen en nombre de Cristo. No importa el lugar en donde lo hagan, lo importante es que recen juntos y allí estará Jesús en medio de ellos.
- Jesús está en los enfermos y en quienes sufren, como nos enseñó en la parábola del juicio final, en el Evangelio de san Mateo capítulo 25, que te aconsejo te leas para podérsela contar a los niños. Esta parábola termina con estas palabras estupendas: